madre nuestra
que estás en las nubes,
santificada sea tu sombra,
venga a nosotros diariamente tu suspiro mojado,
y haga que tu voluntad nos invada las almas,
danos hoy como todos los días tu brillante beso solar,
y perdona la seca tendencia humana,
de buscar amparo bajo techos,
sin dejarnos caer en la tentación de conocer de verdad
la sensación de bailar contigo, descalzos, ampapados... AMEN